Procesión de la Soledad o del Silencio (Viernes Santo)

Ahí va la Madre sola, Soledad transida de Dolor, bajo el silencio que la acompaña.

Peregrinaje silencioso por el que transita la Virgen de los Dolores, levantada en un suspiro que nace del alma, que es procesionada de nuevo por la Cofradía de la Santa y Vera Cruz en la medianoche del Viernes Santo, recibiendo el homenaje del pueblo cauriense y de todos aquellos creyentes que la miran intentando aliviar su drama.

Es el momento en el que el alma de la Madre de Dios se cubre de una oscura niebla de tristeza dando comienzo al sentimiento de su “Soledad” al verse desposeída de todo su bien, tras quedársele el corazón sepultado en el sepulcro cubierto de una pesada losa. Mater Dolorosa, traspasada por siete espadas, que comparte el dolor de su Hijo en la Cruz. Y, a su alrededor, el ofrecimiento de cientos de pañuelos de consuelo para secar el llanto de su amargura entre cientos de diminutas velas que alumbran su camino en esta noche de sombras y silencios que envuelven al mundo por las empedradas calles del Casco Histórico de Coria.